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Marvel va como Falcon sin cabeza: lo que ‘Capitán América: Brave New World’ nos revela sobre el poco alentador futuro del MCU

Marvel va como Falcon sin cabeza: lo que 'Capitán América: Brave New World' nos revela sobre el poco alentador futuro del MCU

Aunque cuente con pocos fans, ‘Falcon y el Soldado de Invierno’ era una interesante historia de sucesión que planteaba temas políticos interesantes e insólitos en el Universo Marvel, pero con ‘Capitán América: Brave New World’ queda la impresión de que se han dado muchos pasos para atrás. Si este es el resultado de la anunciada nueva filosofía de “preparar las cosas con más calma” podemos apostar que no volverán los momentos de gloria del pasado. Es, verdaderamente, un gran síntoma de la decadencia del MCU que demuestra que no se ha aprendido nada de los errores con ‘Secret Invasion’ y nos encontramos con un producto del mismo calado.

Tras el éxito arrollador de ‘Deadpool y Lobezno’ la esperanza de los fans volvió a bombear, pero el contraataque ha roto el espejismo con una desgana latente que sale por los poros de cada fotograma, en una película donde hasta los amagos de hacer chistes acaban en petardos húmedos. Realmente es triste asistir a esto de quienes hicieron una etapa tan brillante como la saga del infinito, incapaces de levantar cabeza. Las últimas dos fases tienen sus momentos de brillo ­—especialmente la cuarta—, pero no pueden compararse incluso a películas de ese primer arco que en su momento, já, se consideraron las peores del lote.

Que ‘Iron Man 2’ o ‘Vengadores: la era de Ultrón’ se consideren hoy momentos bajos del estudio es una broma, ninguna de las propuestas postpandémicas de Marvel pueden compararse en puesta en escena y producción. Pero tampoco hay que obviar que aventuras intrascendentes como ‘Quantumania’ o experimentos a medio cocer como el ‘Multiverso de la Locura’ al menos mantenían un pulso narrativo que las hacía entretenidas. Sin embargo, este nuevo intento de retomar el thriller geopolítico, con un guion que aturulla frases circunspectas para tratar de confundir al espectador, resulta en el colapso de un modelo que funcionó en la trilogía anterior y la citada serie.

A priori, ‘Brave New World’ no presenta elementos excesivamente dañinos, salvo un guion caótico que refleja el castigo de los reshoots. La caída en desgracia de Jonathan Majors y el consecuente desmoronamiento de la línea narrativa pensada con Kang han dejado un vacío narrativo que ahora se recuerda apenas como un suceso extrañísimo en medio de unas fases que llevan ya desde 2019 sin centrar la diana. Las vueltas al set de rodaje y las herramientas de post-producción que antes servían para pulir detalles ahora parecen parches para arreglar problemas de raíz, que dejan una falta de coherencia entre imágenes, sin una visión robusta de principio a fin. Es como si Marvel estuviera jugando al tetris con las escenas, intentando encajar piezas que nunca fueron diseñadas para estar juntas, a partir de un par de set pieces innegociables.

Presupuestos desnortados, resultados sin brillo

Pero lo verdaderamente preocupante para el futuro de la franquicia es que la ejecución técnica de esta entrega no alcanza el nivel esperado de una producción de 180 millones de dólares, ni siquiera es digna de lo que ha venido haciendo Marvel Studios. El resultado visual remite a una descuidada película de televisión del 97, algo incomprensible cuando producciones como ‘The Brutalist’ logran resultados sobresalientes con apenas 10 millones. A este respecto, donde se nota realmente el naufragio es en las escenas de lucha cuerpo a cuerpo. Mal rodadas, peor montadas, feas y torponas, incluso las de la serie eran más solventes, violentas, dolorosas…

Es la expresión de la abulia creativa más grande de estas películas hasta ahora. Antes una película como ‘El increíble Hulk’, que Marvel decidió olvidar hasta ahora, destacaba por escenas de acción destrozonas, con efectos especiales mucho mejores que los que nos muestra esta, y han pasado 17 años. Pero tampoco hay nada a nivel de concepto que sea especialmente memorable, como la pelea en el ascensor ‘El soldado de invierno’ o la batalla del aeropuerto en ‘Civil War’. Aquí la “escena ‘Top Gun’ está bien a nivel de ambición, pero no tiene un andamio que lleve a ella para que sea realmente emocionante.

Quizá esta sensación de desilusión venga porque hasta la música ha sufrido un declive notable. Las bandas sonoras del MCU nunca han sido su punto más fuerte, pero al menos teníamos temas reconocibles como el de los ‘Vengadores’ o el de ‘Black Panther’, en las últimas entregas parece una pista de fondo genérica, con intentos agónicos de reproducir viejos éxitos, que parecen una consecuencia de la producción en masa. Más allá del legado del Capitán América (Anthony Mackie sigue funcionando muy bien) lo que hemos visto y escuchado en ‘Brave New World’ plantea un panorama nebuloso para el MCU.

Medidas desesperadas

Se cierran flecos de ‘Eternals’ o ‘Hulk’ pero no hay indicios de qué dirección va a llevar los próximos años, salvo las típicas pistas inanes que no compensan la ausencia de una pauta clara. Más y más referencias al multiverso y los otros mundos. Llevamos ya muchas películas con estos portales de ida y vuelta rebotando de título a título y no hay líneas claras de hacia dónde van. Las famosas escenas post-créditos son ahora portales a ninguna parte, con flecos abiertos y conceptos olvidados. Es significativo que a estas alturas recuperen al líder, alguien del que nadie se acuerda, como villano y que este dé las pautas de lo que está por venir en la escena final.

Por no hablar de Sabra, Ruth Seraph, que aparece aquí sin venir a cuento y se nos vende como una nueva Viuda negra. Sería gracioso que esta muchacha sin carisma sea uno de los nuevos ‘Vengadores’, por no hablar del timing desafortunado y las implicaciones en el mundo real, en medio del genocidio de Gaza. Lo que es inconcebible es que no dejen de aparecer cameos de mutantes y X-Men y sigamos sin saber cómo llegarán al universo MCU o una explicación coherente sobre su integración en la línea argumental. Mientras tanto, han ido saliendo otros personajes como si Marvel estuviera haciendo una colección de cromos, sin saber qué hacer con ellos.

Con héroes como ‘Sang Chi’, una de las pocas películas salvables de la anterior etapa, ‘Caballero Luna’, o la estupenda versión de ‘Hulka’ totalmente olvidados y sin solución de continuidad, da para preguntarse qué ha estado haciendo la franquicia todo este tiempo. Ahora tenemos a Wong, nuevo Hechicero Supremo, relegado a apariciones mínimas, América Chavez, desaparecida en combate, no digamos los casos de ‘The Eternals’ o ‘Wakanda Forever’, que aunque eran películas terribles, al menos se podría haber ido tanteando qué pasa con la nueva Black Panther o el Black Knight de Kit Harrington, lo que deja la sensación de que llevan años operando bajo una metodología de ensayo y error, y todo hubiera sido error, y eso tampoco es justo con muchos de ellos.

Un futuro envuelto en dudas

Más cuando los mutantes y los 4 fantásticos estaban a huevo, pero han ido estirando el momento, preparando y guardándose el as bajo la manga hasta un punto en que el interés podría haberse diluido. La estrategia de dosificar el carisma y las expectativas del público tiene sentido hasta unos límites, pero la situación actual roza lo absurdo. Puede que por eso ‘Deadpool 3’ triunfara, porque tenía a Lobezno, pero el que ya estaba muerto, no vaya a ser que probaran con uno nuevo y no les funcionara, pero a lo mejor se está atenuando el impacto potencial de su eventual introducción formal.

Lo mismo con los 4 fantásticos y ese cameo de John Krasinski como Reed Richards, que significaba que iban a hacer otra cosa diferente a lo que pedía el público y destapa una aversión al riesgo que está limitando el potencial de la franquicia. Fox fue comprada en 2019 por Disney, son demasiados años sin incorporar “el plato fuerte” y, probablemente, tras la película de los 4 fantásticos, se empiece a ver la luz, quizá también con ‘Thunderbolts’, pero después de ‘Echo’, ‘The Marvels’ y esta ‘Capitán América: Brave New World’ no es para fiarse, la suma de chascos da la impresión de que alguien dentro no está viendo con claridad lo que funciona y lo que no.

Momentos al azar, como el final de la enclenque serie de ‘Ojo de halcón’, se saldan con que nadie espera con interés a ‘Los jóvenes Vengadores’, lo que plantea preguntas sobre la capacidad de Marvel para desarrollar nuevas líneas argumentales. ¿El problema puede estar en el equipo de guionistas? ¿Hay alguien que no funciona dentro de las entrañas del engranaje? Que alguien piense que Liv Tyler es una gran opción de aparición sorpresa en ‘Brave New World’ es pasmoso y demuestra la dependencia nociva de la cultura del cameo en este universo. A nadie le importa Betty Ross, sacarla como gran invitada final parece una muestra de desesperación, de quemar la última bala.

Un sistema que ha crecido demasiado

Las malas sensaciones no permanecen por lo fallidas que sean algunas películas, sino porque la gente que está detrás no parece estarse dando cuenta, no hay nadie de guardia para reconocer estos problemas que el público está comentando en foros o redes sociales. Puede que estén dependiendo demasiado de tramas y líneas de los cómics, de los que no se quieren despegar, como si hubiera un cordón umbilical que impide crecer a las películas a su paso. También muestra un compromiso con su propia marca que siempre ha evitado las nuevas voces y ha sofocado la creatividad convirtiendo más que nunca las películas en episodios de una serie interminable, que cada vez luce más a una mala serie interminable, y es que algunas producciones directas a Disney+ lucen mejor que esta, ‘Thor: Love and Thunder’ o ‘The Marvels’.

Con el Universo James Gunn acechando en el horizonte, supuestamente con la máxima de invertir más tiempo en concretar las películas. Los efectos y tener claro lo que se va a rodar para no improvisar reshoots de última hora, la obra de Kevin Feige muestra las deficiencias del modelo inherentes, la obsesión por mantener una red interconectada, depender de una narrativa más grande como solución y trampa industrial, donde la necesidad de enganchar unas y otras hace empeorar el producto y elimina la personalidad y la entidad de cada película por separado, dejando la sensación al espectador de que no está ya viendo cine sino una soap opera con efectos especiales.

Quizá todo sea una falsa alarma, pero hay demasiados signos ya de que nada se está rodando bajo una idea clara. Por muy simple y repentina que fuera la ambición de Thanos, al menos lo que funcionaba allí eran los personajes que estaban luchando contra él. Nos podemos permitir el lujo de idealizar a ese villano que quizá tampoco era para tanto, ya que el éxito de su misión era que tenía detrás una narrativa de macguffin (las gemas del infinito) que se iban recogiendo como se iban recogiendo los horrorcruxes de Harry Potter, lo mismo que las piezas del puzle de cualquier videojuego, es decir, el recurso narrativo más sencillo para sostener una historia prolongada en el tiempo sin perder la atención del “qué pasa cuando se juntan todas”.

Hay vida fuera del blockbuster de superhéroes

El problema es que ahora se nota ausencia de un hilo conductor o un plan maestro coherente, ni un recurso de guion tan sencillo como “ir cogiendo objetos para completar el rompecabezas”, todo va hacia un lado, hacia otro, y no se ve en ningún momento que haya un plan, por tonto que sea. Es cierto que George Lucas no tenía pensado qué iba a pasar de ‘Star Wars’ a ‘El imperio contraataca’, pero las improvisaciones aquí no han dado ni una y por el camino queda gente desilusionada, que no tiene ya claro “por qué esto de Marvel es tan importante para todo el mundo” y empiezan a descubrir que hay alternativas en propuestas como ‘Dune’, ‘Barbie’, ‘Top Gun 2’, ‘The Creator’, el Monsterverso o incluso ‘Avatar 2’.

Suponemos que nadie en las oficinas de Disney se va a dar por aludido hasta que alguna nueva IP se atreva a poner su fecha de estreno el mismo fin de semana que ‘Thunderbolts 4’, pero es cierto que no es del todo culpa suya. El streaming y la competencia, como las películas de Sony de Spider-Man, han diluido la sensación de evento que antes tenía cualquiera de sus estrenos y la sobreexposición acumulada también está jugando en contra de la marca. Quizá sea momento de hacer una pausa y reconsiderar el rumbo, pero que vengamos de un parón de un año sabático no invita al optimismo. Es como si la franquicia estuviera atrapada en una inercia creativa y la decisión de mantener un ritmo de estrenos tan agresivo en medio de una clara crisis creativa es particularmente alarmante.

La estructura de toma de decisiones en Marvel parece estar atascada en un ciclo de microgestión que está sofocando cualquier intento de innovación real. Cada nueva producción que no alcanza las expectativas erosiona un poco más la confianza del público, en un ciclo tóxico que se retroalimenta: la presión por mantener la cadena lleva a decisiones apresuradas, que resultan en productos mediocres, que a su vez aumentan la presión por «arreglar» el estropicio. La pregunta ya no es si Marvel puede mantener su posición dominante en la industria, sino cuánto tiempo pasará antes de que otra franquicia tome su lugar.

El inmovilismo estructural

La fatiga superheróica, que tanto se comentó en su día, queda puesta en entredicho cuando se ve el éxito de propuestas como ‘The Boys’ o ‘Invencible’, que demuestra que hay apetito por alternativas, otros tonos con los que el MCU no se atreve. Les cuesta despegarse de detalles como el gag ligero en todas las producciones, limitando el potencial de que cada aproximación a un superhéroe tome otra atmósfera, y es que incluso cuando se abordan temas serios como el terrorismo de estado o el genocidio, siempre está en algún sitio el diálogo ingenioso de siempre que chirría. El cine de superhéroes no va a desaparecer, pero está claro que necesita evolucionar.

Por ahora, Marvel parece incapaz de liderar esa evolución, atrapada en fórmulas conocidas y aparentemente sin la voluntad o la capacidad de reinventarse. El verdadero riesgo no es que fracase estrepitosamente, sino que se deslice lentamente hacia la irrelevancia. Como una estrella que se apaga gradualmente, la franquicia podría continuar produciendo contenido mediocre durante años antes de que alguien en Disney decida que es hora de un reinicio completo. Para entonces, puede que sea demasiado tarde para recuperar la magia que una vez hizo del MCU el fenómeno cultural más importante de una generación.

La sombra de ‘Superman’ y un prometedor Universo DC liderado por el autor de ‘Guardianes de la Galaxia’ se cierne sobre el mercado como un recordatorio de lo que podría ser posible con una visión creativa clara y el tiempo necesario para ejecutarla adecuadamente. Mientras tanto, la compañía sigue atrapada en su propia red de conexiones y referencias cruzadas, produciendo contenido que cada vez se percibe más como una obligación que como una obra capaz de defenderse por sí misma. Ojalá den un golpe en la mesa y sus nuevas propuestas nos cierren la boca a todos, pero, ahora mismo, ‘Brave New World’ no es la elegida.

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Marvel va como Falcon sin cabeza: lo que ‘Capitán América: Brave New World’ nos revela sobre el poco alentador futuro del MCU

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Jorge Loser

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– ¡Hola! Soy Nicolás Jiménez Silva, un apasionado por el mundo digital, el cine, el streaming, la tecnología y la ciencia. En este blog, exploro mis intereses, comparto mis opiniones y descubrimientos, y me sumerjo en las últimas tendencias. ¡Espero que disfrutes de la lectura!

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