Chris Pratt, uno de los actores más famosos del mundo, haciendo malabarismos en un teatro de Madrid con dos pimientos y un bocadillo de tortilla que le han dicho que probablemente le mate, justo antes de recibir el regalo de una planta, un marco sin foto, un iPad y un pomo de puerta, invitar a un tal Chechu -que le ha regalado una piedra pintada- a la premiere de su película y que otro tal Jesús le invite a su casa en Sevilla. ‘La Revuelta’ tuvo ayer su primera gran entrevista internacional (con permiso de Norman Reedus), y la pasó con nota. Tanto, que Pratt acabó diciendo que ese era el mejor talk show en el que había estado. ¿De verdad? Para él, sin duda, sí. Y tiene motivos para decirlo.
Joder, Chris Pratt está aquí
Sin traductor, sin escaleta, con preguntas como «¿Qué electrodoméstico serías?» y un inglés de segundo de bachiller (David Broncano estaba muy nervioso, porque con Reedus estuvo infinitamente mejor), Pratt, acostumbrado a las entrevistas más normales de Jimmy Kimmel o Jimmy Fallon, no daba crédito a todo lo que estaba pasando ante él. Un tío en una bañera regalando pimientos, una chavala sentada en un bidé, el público increpando al presentador y pidiendo entradas para la premiere de ‘Estado eléctrico’… La cara era de desconcierto total, por un lado, y de refrescante improvisación por el otro.
Al fin y al cabo, como él mismo dijo, venía de ‘Parks and recreation’, una serie donde trataba de improvisar sus propios chistes. ¿Cómo no le iba a gustar un programa donde nadie sabe muy bien lo que va a pasar antes de empezar? Si quedaba alguna duda sobre si ‘La Revuelta’ es guionizado o no, Pratt rompió con todas ayer mismo. Tanto, que, tras responder a las preguntas clásicas con cierto estupor (con un Broncano trabándose de manera continua, probablemente porque había pactado con Netflix no preguntarle «¿Cuánto dinero tienes?»), afirmó que ese era el mejor talk show en el que había estado en toda su vida.
Convertida ya en la versión amable y destilada de ‘El show de Eric Andre’ (la más clara influencia, quizá inadvertida, de, al menos, las preguntas más estrambóticas), ‘La Revuelta’ se ha vuelto un islote de improvisación, conversación con amigos y absurdo que cualquier actor agradece en mitad de una gira promocional tan cansada y repetitiva como la que está haciendo Pratt, pasando cada día en un sitio nuevo, respondiendo continuamente a las mismas preguntas, que normalmente le pasan con anterioridad y cuyas respuestas pacta. Le costó cambiar el chip, pero entró de lleno en la locura del programa, y de qué manera. Eso sí, para el espectador que no supiera inglés, no fue tan divertido.
You wanted the classic questions!
‘El Hormiguero’ (sabíais que tarde o temprano iba a hablar de la competencia, ¿no?) está perfectamente preparado para los invitados internacionales, dentro de la pulcritud y la perfección que Pablo Motos le da a su programa. Tiene traductor simultáneo, salvándose de caer en el ridículo (porque el presentador, aunque lo intenta, no sabe inglés), lo que ayuda a seguir la entrevista y que sea mucho menos caótica, pero también pierde naturalidad y fluidez por el camino.
Broncano tiene otra manera, mucho más polémica, de acercarse al invitado: hacer la entrevista en inglés (en inglés de Jaén, en el caso de ayer) e ir traduciendo al público de vez en cuando. Podrían poner subtítulos -aunque en la edición irían un poco pillados, teniendo en cuenta que muchas veces llegan a tiempo por los pelos a la emisión-, podrían doblarlo a posteriori, pero no va con la filosofía de ‘La Revuelta’ y la quizá excesiva adoración al «Keep it cutre» de Ignatius Farray. Frente a la perfección casi institucional de ‘El Hormiguero’, David Broncano y los suyos disfrutan moviéndose entre la mugre y el lodo. Y Pratt, acostumbrado a que le traten como una estrella, disfrutó de volver a ser, al menos durante un tiempo, una persona normal.
Una persona normal con sonrisas ensayadas, sí, y entendiendo la mitad de lo que Broncano le lanzaba, pero con lo refrescante -para un actor de su talla- de responder a las preguntas de una entrevista claramente sin preparar, en la que no contó las acostumbradas anécdotas ya preparadas de su vida ni de la película. En su lugar, en un momento dado, luchó con el presentador en el escenario mientras este le decía que era su «friend from Madrid». Creo que en el experimento todos acabaron satisfechos, la entrevista fue divertida y fresca (si entiendes inglés y tienes la mente suficientemente abierta para ver que el actor estaba disfrutando ante la incertidumbre) y Netflix se apuntó un gigantesco gol. Si alguien ha quedado mal aquí, ha sido Broncano, no Pratt.
Magic English
Lo que ha hecho el equipo de márketing de Netflix España, de manera inteligentísima, es dividir a los invitados: Pratt a ‘La Revuelta’, Millie Bobby Brown a ‘El Hormiguero’. Y no me creo que, conociéndole, Pablo Motos no estuviera ayer un poco enfadado por tener que conformarse con Los Morancos mientras el protagonista de ‘Guardianes de la Galaxia’ contestaba las tonterías de Grison y recogía un pimiento más para el camino. Pratt ya ha ido a ‘El Hormiguero’ antes, y seguro que se divirtió, pero su ambiente de locura saneada y de pruebas ensayadas mil veces sigue chocando frontalmente contra el descontrol -buscado y no buscado- de su competencia directa.
Por supuesto que para Pratt fue el mejor talk show en el que había estado jamás. Para el público, no tanto: ‘La Revuelta’, tras el boom inicial, se ha convertido en un programa más de nicho en el que sus decisiones tanto estéticas como de contenido no son siempre compartidas por el grueso de una audiencia que no entiende por qué la entrevista con el actor no tuvo traducción de ningún tipo, más allá de Broncano aclarando «dice que…». Es una queja comprensible, y algo que ‘La Revuelta’ tiene que mirarse: la creencia de que todos los españoles entendemos inglés sin problemas.
Entiendo que la traducción simultánea solo tiene sentido en una entrevista de corte más clásico donde no cabe la improvisación, y que los subtítulos no pueden ponerse por cuestión de tiempo, pero gran parte del público general, harto de no entender lo que estaba viendo, se fue a ‘El Hormiguero’, que ayer superó a Broncano con creces (17,4% frente a 13,1%, cuatro puntos de diferencia). Tras ver esta entrevista, la gran prueba de fuego de ‘La Revuelta’, solo se puede deducir que ambos programas tienen mucho que aprender el uno del otro.
A ‘El Hormiguero’ le queda pendiente entender que no vale con hacer pruebas «locas» si te vas a poner nervioso cada vez que el programa se sale un poco de la escaleta. Y ‘La Revuelta’, definitivamente, tiene que aplicarse y ver que no toda España vive en Malasaña y ve las películas en versión original. La locura y el experimento estuvo aprobado con nota, sí, pero alguien tiene que decirle a Broncano, Castella y Ponce que tienen un problema con el inglés (y con el ego del presentador)… Y les va a costar, a la larga, público fiel.
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Por qué ‘La Revuelta’ fue la mejor entrevista del mundo para Chris Pratt, pero el público general huyó para ver a Los Morancos en ‘El Hormiguero’
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Randy Meeks
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