El idioma más desconocido de España está en peligro extinción. Los 500 gitanos que lo hablan solo quieren que les dejen en paz

El idioma más desconocido de España está en peligro extinción. Los 500 gitanos que lo hablan solo quieren que les dejen en paz

Junto al castellano, oficialmente y según el Ministerio de Educación, las lenguas cooficiales de las CCAA en España son cuatro. A saber: catalán, valenciano, euskera y gallego. Lo que ocurre es que detrás de estas cuatro con carácter oficial a través de los distintos Estatutos de Autonomía, surgen centenares de lenguas que dan fe de la riqueza y cultura de todo el país. Y de todas ellas, una corre serio peligro. Que se sepa, solo unos centenares de personas repartidos entre España y Francia la utilizan, y solo quieren pasar desapercibidos.

Un patrimonio en peligro de extinción. Mientras que lenguas como el euskera, el catalán o el gallego han logrado consolidarse y protegerse dentro del marco autonómico español, hay una que, a pesar de su profundo valor cultural, está al borde de desaparecer: el erromintxela.

Hablado por algo menos de 500 personas en España y una cantidad similar en Francia, este pogadolecto es una mezcla entre el euskera y el romaní, reflejo de una convivencia histórica entre vascos y gitanos que data de hace más de 600 años. Sin embargo, su futuro es incierto, ya que no cuenta con ninguna protección institucional y sus hablantes, en su mayoría ancianos, lo están perdiendo en favor del euskera y el castellano.

Orígenes: gitanos y vascos. El erromintxela surgió a partir del contacto entre los gitanos, quienes emigraron desde el norte de la India hace 1.500 años, y los vascos, que ya habitaban el territorio donde los primeros se asentaron en el siglo XV. En busca de refugio, los gitanos encontraron en la geografía del País Vasco un lugar seguro donde ocultarse de la constante persecución a la que estaban sometidos en Europa. Sin embargo, el prolongado contacto entre ambos pueblos generó un intercambio cultural y lingüístico que dio origen a este particular modo de hablar.

A este respecto, contaba Óscar Vizarraga, portavoz de la asociación gitana Kale Dor Kayiko, que tanto el sánscrito como el euskera comparten estructuras gramaticales similares, lo que facilitó la creación del erromintxela, como el sistema de declinaciones y ciertos sufijos. Dicho de otra forma: esta lengua no es simplemente una fusión de vocabulario, sino una prueba tangible de un mestizaje profundo entre dos comunidades que, a primera vista, parecían no tener nada en común.

Un mestizaje que alteró la estructura gitana. Más allá del idioma, la convivencia con la cultura vasca provocó cambios en las estructuras sociales de los gitanos de la región. Por ejemplo, mientras que la mayoría de los grupos romaníes han mantenido un sistema patriarcal, en el País Vasco se han desarrollado modelos más matriarcales, donde el linaje materno tiene un peso predominante, algo inusual en cualquier otra comunidad gitana.

Además, muchas familias gitanas vascas llevan apellidos vascos y han adoptado tradiciones culturales locales, como la Fiesta de Caldereros en San Sebastián, donde la iconografía gitana tiene un papel protagonista.

Amenaza de extinción y desinterés institucional. El problema de esta lengua es que a pesar de su singularidad, el erromintxela ha sido históricamente ignorado por las instituciones. En la década de los 90, la Asociación Kale Dor Kayiko, junto con la Universidad del País Vasco y Euskaltzaindia, realizó la primera investigación formal sobre la misma en Bizkaia, Álava y Gipuzkoa. Aunque el estudio confirmó su existencia, nunca se dieron los fondos para ampliarlo, dejando muchas incógnitas sin resolver.

Quieren que los dejen en paz. No solo eso. Uno de los mayores obstáculos para su documentación y conservación es la reticencia de sus propios hablantes a ser estudiados, analizados o si quiera entrevistados. Para la comunidad gitana que lo utiliza, el erromintxela es un simple medio de comunicación o herramienta cotidiana, no un patrimonio lingüístico valioso digno de preservación. Muchos prefieren mantenerse alejados de la atención pública, ya sea por desconfianza hacia las instituciones o simplemente porque nunca han visto su idioma como algo digno de ser protegido, lo que complica los esfuerzos para su revitalización.

Esta actitud, sumada a la falta de políticas de conservación, ha acelerado su desaparición. La imposición del euskera en la educación y la creciente influencia del castellano han desplazado al erromintxela, dejando a las nuevas generaciones sin interés en aprenderlo. De hecho, Vizarraga adviertía que, si no se toman medidas pronto, esta lengua “tan euskaldún como gitana” se perderá irremediablemente.

Una llamada a la acción. Así las cosas, a día de hoy el erromintxela no cuenta con ningún tipo de reconocimiento oficial. Su desaparición supondría la pérdida no solo de una lengua, sino de un testimonio histórico único sobre la interacción entre gitanos y vascos. Vizarraga insiste en la urgencia de continuar la investigación y explorar otras regiones, como Navarra e Iparralde, donde aún podrían encontrarse hablantes.

La comunidad filológica y los expertos en patrimonio cultural también advierten que, si no se toman medidas ahora, el erromintxela podría extinguirse en cuestión de años, llevándose consigo siglos de historia compartida. Desde Kale Dor Kayiko se ha solicitado financiamiento para desarrollar programas educativos e iniciativas de conservación, pero hasta ahora, las instituciones han mostrado desinterés, aunque un reciente documental sobre su historia parece haber dado algo de aire a la lucha por mantenerlo.

La posible desaparición. El erromintxela no es solo un idioma en peligro de extinción. Si se quiere también, es la huella viva de ese mestizaje cultural que ha sobrevivido durante siglos. Su desaparición, qué duda cabe, sería una pérdida irreparable para la diversidad lingüística de España y para la memoria histórica de los pueblos gitano y vasco.

Como indican los expertos, si no se toman acciones inmediatas para su protección, quedará relegado al olvido, desapareciendo en el silencio de quienes, por desconocimiento o indiferencia, no supieron valorar su importancia.

Imagen | Jorge Franganillo

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El idioma más desconocido de España está en peligro extinción. Los 500 gitanos que lo hablan solo quieren que les dejen en paz

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Miguel Jorge

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