El «rearme» de Europa ha comenzado en una fábrica de Volkswagen en Alemania: en vez de coches producirán tanques

El "rearme" de Europa ha comenzado en una fábrica de Volkswagen en Alemania: en vez de coches producirán tanques

A las presiones económicas y las confrontaciones comerciales, se ha unido un elemento que ha terminado por dinamitar la ya de por si convulsa geopolítica en el viejo continente. La invasión rusa en Ucrania y esa partida de ajedrez que se libra con la llegada de Trump hicieron que Europa hablara sin tapujos hace unos días de “rearme”, entendiéndose como la necesidad de volver a invertir en “seguridad” por lo que pueda pasar. No era un farol, y Alemania ya ha comenzado.

Adelantando a VW a ritmo de tanques. Pocos datos para entender lo que está ocurriendo como el ofrecido esta semana. Rheinmetall, el mayor contratista de defensa de Alemania, ha superado en valor de mercado a Volkswagen, la empresa con mayores ingresos de Europa, reflejando un cambio estructural en la economía alemana hacia una mayor inversión en la industria militar.

Mientras que Volkswagen enfrenta desafíos en la demanda, reducción de costes y competencia extranjera, Rheinmetall ha triplicado su valor desde la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos impulsado por la expectativa de un aumento en el gasto militar europeo. La postura de Trump de distanciar a Washington de su papel como garante de la seguridad occidental ha incentivado ese “rearme” de la OTAN, generando un boom en la industria de defensa europea.

De fábrica de coches a tanques. Y como gran símbolo de ese cambio industrial alemán, Volkswagen y Rheinmetall están negociando un acuerdo que hasta hace pocos años hubiera parecido una auténtica distopía: la venta de la planta de Osnabrück que Volkswagen planea como parte de su reestructuración.

Aunque el CEO de Rheinmetall, Armin Papperger, ha indicado que todavía no se ha cerrado, sí ha hablado de utilizar la planta para fabricar tanques y otros sistemas militares, evitando así los costes de construir una nueva instalación. Es más, no sería ni la primera ni la única fábrica que están comprando.

Más fábricas. Porque Rheinmetall está en proceso de reconvertir otras dos plantas automotrices en Alemania para la producción de equipamiento militar, reflejando el impacto del aumento del gasto en defensa en la región.

Al parecer, dos fábricas de Berlín y Neuss, actualmente dedicadas a la producción de autopartes, serán redirigidas a la división de Armas y Municiones de Rheinmetall, aunque aún conservarán una parte de su capacidad para la manufactura automotriz. Esta transición ilustra como pocas hasta dónde la debilidad del sector alemán y el auge del gasto militar están redefiniendo el panorama industrial de la nación.

One more thing. Recientemente, el grupo de defensa KNDS anunció la adquisición de una planta en el este de Alemania, anteriormente operada por la francesa Alstom, para la fabricación de tanques Leopard 2 y vehículos de combate Puma. Estas conversiones, de nuevo, evidencian un cambio de enfoque en la manufactura alemana, donde las infraestructuras industriales se están reconfigurando para la producción militar.

El declive de un sector. Lo hemos contado antes. Históricamente, Alemania ha sido un pilar de la industria automotriz global, con Volkswagen, BMW y Mercedes-Benz como gigantes del sector. Sin embargo, la combinación de factores como el alza en costes por la guerra en Ucrania, la competencia china, la caída de la demanda y la adopción más lenta de lo esperado de los vehículos eléctricos (EVs) ha debilitado significativamente a la industria.

Volkswagen, que en 2023 encabezó la lista Fortune 500 Europa con 348 mil millones de dólares en ingresos, ha visto cómo su valor de mercado ha caído a solo 60 mil millones, colocándola en la posición 46 entre las empresas más valiosas del continente. La compañía, además, ha tenido una dura batalla con los sindicatos que ha derivado en reducciones de producción y recortes de plantilla para mitigar sus pérdidas. Mientras, los fabricantes de defensa como Rheinmetall han visto crecer sus pedidos y su valor de mercado exponencialmente.

El impacto del gasto militar. Todo este caldo de cultivo ha llevado a la Unión Europea a diseñar un plan de rearme de 800 millones de euros. Alemania, por su parte, ha tomado medidas aún más agresivas, destinando 500 millones de dólares a la modernización de infraestructura y flexibilizando su política de endeudamiento para excluir el gasto en defensa de sus estrictos límites fiscales.

En total, el país podría invertir hasta 1.3 billones de dólares en medidas económicas, muchas de las cuales estarán vinculadas a la industria militar. De ahí que el impulso sin precedentes en el gasto militar europeo haya beneficiado a los contratistas de defensa como Rheinmetall, Thales y BAE Systems, cuyas valoraciones han crecido significativamente. La demanda de equipo militar ha llevado a un aumento en la producción de, por ejemplo, tanques, sistemas de artillería y municiones, reforzando la tendencia alemana hacia una economía de guerra.

Un desafío. Así las cosas, mientras la (hasta hace nada) todopoderosa Volkswagen lucha por sobrevivir a la crisis que vive el sector, la industria de defensa se ha convertido en el inesperado motor de crecimiento de la industria alemana y parece convertirse en el símbolo y lanzadera de ese “rearme” europeo que se presenta como desafío clave para el viejo continente.

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El «rearme» de Europa ha comenzado en una fábrica de Volkswagen en Alemania: en vez de coches producirán tanques

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Miguel Jorge

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