China acaba de resolver una de las ventajas de los pilotos de caza humanos frente a la IA: interpretar lo imprevisible
Había un pequeño reducto en clave militar donde la “fuerza humana” seguía imponiéndose a los algoritmos. Cuando se trata de fuerza aérea y del manejo de aviones de combate como los ultra populares caza F-16, los pilotos tenían una ventaja que paralizaba el avance de la IA: eran impredecibles en sus maniobras. Puede que tengan los días contados. China ha encontrado como anticiparse.
El fin de la ventaja humana. En un estudio publicado hace unas semanas, China parece haber logrado un avance sin precedentes en el combate aéreo. ¿Cómo? Al eliminar la última ventaja táctica de los pilotos humanos sobre la inteligencia artificial: la capacidad de maniobrar de manera impredecible y de alta intensidad para evadir ataques.
Un equipo de investigadores del Instituto Noroccidental de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, una rama clave del gigante armamentístico Norinco, ha desarrollado un sistema que combina imágenes infrarrojas avanzadas con modelado predictivo de IA para anticipar con precisión los movimientos de un oponente mediante la detección de sutiles ajustes en sus superficies de control, como los alerones y timones.
El estudio. El avance, detallado en un trabajo publicado en diciembre en el Journal of Gun Launch & Control, aborda una limitación clave de los sistemas de IA en combate aéreo: su dependencia de predicciones basadas en la trayectoria, que además no logran responder eficazmente a las maniobras no lineales y repentinas de los pilotos humanos.
El equipo, liderado por el ingeniero Lin Zhiwei, superó este problema al enfocarse en la mecánica física de los aviones enemigos, permitiendo a la IA interpretar movimientos milimétricos en las superficies de control para predecir acciones antes de que se completen.
Cómo funciona. Tal y como han detallado, el sistema se basa en el uso de una red neuronal modificada YOLOv8, la misma que analiza imágenes infrarrojas y detecta microdeformaciones en los componentes del avión, como el timón de 1.5 metros de un F-15 o su estabilizador de dos metros. Estos datos luego se procesan en una red de memoria a largo y corto plazo (LSTM) mejorada con mecanismos de atención, lo que permite anticipar las maniobras del piloto en tiempo real, sin depender únicamente de patrones de vuelo previos.
En simulaciones, la IA logró reducir los errores de predicción a menos de dos metros. No es poca cosa, pensemos que se trata de una mejora de diez veces con respecto a los sistemas tradicionales. Aplicada a sistemas antiaéreos automatizados, esta precisión permitiría incluso dirigir ataques directamente a la cabina del piloto si fuese necesario.
La prueba. En su estudio, los investigadores pusieron a prueba el algoritmo en perfiles de vuelo que imitaban tácticas reales de combate. En uno de estos escenarios, un F-15 lanzaba municiones a baja altitud y luego realizaba un ascenso brusco, una maniobra que requiere una coordinación milimétrica de los controles de vuelo.
En otro caso, la aeronave ejecutaba evasiones rápidas con movimientos erráticos y bruscos cambios de dirección. En ambos experimentos, la IA predijo los desplazamientos con milisegundos de anticipación, anulando la capacidad de evasión del piloto.
Un nuevo capítulo en la carrera armamentística. El avance llega en un momento clave en la carrera global por la supremacía de la IA en combate aéreo. En 2020, los AlphaDogfight Trials de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA) de Estados Unidos demostraron la superioridad de la IA en simulaciones de combate. Más recientemente, en 2024, un sistema de IA participó en un dogfight real contra un piloto humano por primera vez.
¿La diferencia? El equipo chino enfatiza que su tecnología está diseñada para optimizar el control de fuego, más que para permitir ataques completamente autónomos. Sin embargo, los principios de su IA se alinean con programas internacionales como los drones «leal wingman» de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, que combinan aviones pilotados con sistemas de IA de combate.
Plus: el estudio también confirma que la tecnología es viable con el hardware actual. Utilizando sensores infrarrojos PS800 de fabricación china, que logran una resolución de 0.375 miliradianes a distancias de ocho kilómetros, se alcanzan los niveles de precisión requeridos para el uso en combate real.
Limitaciones y contramedidas. A pesar de sus capacidades avanzadas, el sistema no es invulnerable, por supuesto. Una de sus principales debilidades expresadas por los propios autores es la posible interferencia por contramedidas electrónicas y ópticas (como hemos contado en varias ocasiones).
Dicho de otra forma: un adversario podría emplear láseres de alta potencia para cegar o incluso destruir las cámaras infrarrojas que la IA necesita para detectar los movimientos del enemigo. Por ahí hay todavía un amplio margen de mejora.
El futuro del combate aéreo. Lo que sí parece claro es que el desarrollo de esta tecnología representa un punto de inflexión en la guerra aérea. Hasta ahora, los pilotos humanos contaban con una ventaja fundamental: aquello que no se estudia, la capacidad de realizar maniobras impredecibles para evitar ser derribados.
Sin embargo, con la capacidad de este algoritmo descrito para leer incluso los movimientos más sutiles de un avión de combate y predecir su trayectoria con precisión milimétrica, los pilotos humanos podrían estar muy cerca de perder su última ventaja táctica y oportunidad de superar a las máquinas en una contienda. Los drones iniciaron el cambio en los combates reales, ahora parece que la guerra completamente autónoma está un paso más cerca.
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China acaba de resolver una de las ventajas de los pilotos de caza humanos frente a la IA: interpretar lo imprevisible
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Miguel Jorge
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