Es una de las películas más perturbadoras de todos los tiempos: 49 años después, todavía nos revuelve el estómago
Pier Paolo Pasolini es uno de los directores italianos más conocidos de todos los tiempos. Es cierto que su carrera tras las cámaras abarca apenas 15 años, pero fue una etapa muy intensa en la que trabajó sin descanso realizando títulos como ‘Accattone’, ‘El evangelio según San Mateo’, ‘El Decamerón’ o ‘Saló o los 120 días de Sodoma’, la película que ahora nos interesa.
Planteada como el inicio de una trilogía sobre la muerte que nunca llegó a completarse por el trágico asesinato de Pasolini el 2 de noviembre de 1975, ‘Saló o los 120 días de Sodoma’ es una libre adaptación del libro del Marqués de Sade que en lugar de situarse durante el final reinado de Luis XIV nos traslada a los últimos años de la II Guerra Mundial, durante la ocupación nazi.
Allí nos encontramos en Saló, donde cuatro hombres poderosos secuestran a 18 jóvenes, 9 mujeres y 9 hombres, con aviesas intenciones: los señores les obligan a participar en un terrible juego con implicaciones tanto sexuales como sádicas y cualquier transgresión será duramente castigada
‘Saló o los 120 días de Sodoma’ se divide en cuatro episodios distintos (‘Anteinfierno’, ‘Círculo de las Manías’, ‘Círculo de la Mierda’ y ‘Círculo de la Sangre’), tomando como referente los círculos del infierno del famoso poema ‘La Divina Comedia’, también obra de Dante.
Una de las películas más polémicas de la historia
Estrenada pocos días después de la muerte de Pasolini, su último trabajo no dejó indiferente nadie. Por ejemplo, nuestros compañeros franceses de Allocine recuerda que el diario Le Monde publicó el 25 de noviembre de 1975 tras su premiere en el Festival de París -en cines de forma normalizada no se estrenó hasta el año siguiente- una dura valoración que decía, entre otras cosas, lo siguiente:
Una película degradante e insoportable que dejará a todo espectador con una sensación de mancha, independientemente del evidente talento del cineasta
Humillaciones, torturas, abusos sexuales, y obligar a ejercer la coprofagia son solamente algunas de las lindezas que va a encontrar aquí cualquier espectador que se anime a dar una oportunidad a ‘Saló o los 120 días de Sodoma’, una película tan escandalosa que fue prohibida en multitud de países.
Por ejemplo, Australia prohibió su estreno en 1976 por considerarla una obra indecente. 17 años después consiguió estrenarse en los cines de ese país, pero solamente para que en 1998 por «crueldad ofensiva de gran impacto, violencia sexual y representaciones de fetiches ofensivos y repugnantes«. Hubo que esperar hasta 2010 para que volviera a ser aprobada de nuevo, una decisión que generó polémica.
Eso si, Hélène Surgère, una de las protagonistas de la película, siempre ha destacado que «el rodaje fue bastante alegre y jovial«. De hecho, el documental sobre la película dirigido por Amaury Voslion en 2002 destacaba que «el problema principal fue evitar que los actores muy jóvenes se rieran, sobre todo durante el banquete de mierda«.
Sobre la posibilidad de que Pasolini hubiera ido demasiado lejos en esta película, la actriz señalaba que «siempre estuve de acuerdo con el proyecto. Pasolini me decía que el cine debía usarse como arma política. He visto Saló varias veces y mi opinión ha cambiado con el tiempo. Hoy creo que es más acorde con nuestros tiempos. La gente comprende mejor lo que dice sobre la sociedad de consumo«.
El propio Pasolini apuntaba durante los años 70 que «pienso que escandalizar es un derecho. Escandalizarse es un placer y negarse a escandalizarse es una actitud moralista«. Y es que Surgère desvelaba que cuando estaba haciendo la película, el cineasta italiano «estaba muy preocupado por el auge de un nuevo fascismo».
Su llegada a España
En España tuvimos que esperar hasta 1980 para que se estrenase de forma muy limitada en los cines, ya que recibió una calificación S -y eso que encima la Junta de Censura había obligado a eliminar varias escenas-. Eso llevaba a que solamente pudiera exhibirse en Salas Especiales, las cuales solamente podían abrirse en municipios con más de 100.000 habitantes, y además su aforo estaba limitado a 150 espectadores.
Finalmente fue en 1999 cuando pudo verse de forma normalizada en los cines españoles, y con una buena acogida por parte del público: casi 800.000 espectadores se acercaron a verla según la información que proporciona el Ministerio de Cultura.
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Es una de las películas más perturbadoras de todos los tiempos: 49 años después, todavía nos revuelve el estómago
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Mikel Zorrilla
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