La gran paradoja: mientras Andalucía y Extremadura luchan contra las inundaciones, el sistema hídrico se prepara para la próxima sequía
Las lluvias de los últimos días han puesto final a la pertinaz sequía que aún afectaba a algunas cuencas españolas. Sin embargo, el agua tan ansiada en algunas zonas también ha anegado algunas áreas del país, especialmente en el sur y en el oeste de la Península.
Áreas inundadas. Numerosas áreas del país han amanecido bajo la amenaza de inundaciones. Las precipitaciones asociadas a la borrasca Laurence han hecho cortar carreteras y desalojar viviendas ante el riesgo de riadas en Andalucía y Extremadura. Parte de Murcia se encuentra ahora bajo aviso naranja decretado por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
Un factor determinante en que hayamos llegado a esta situación ha sido la persistencia de estas lluvias. No solo ha llovido mucho, los tres frentes sucesivos que Laurence ha traído a la Península han puesto presión sobre los sistemas hídricos del sudoeste, obligando a desembalsar agua en diversos puntos.
Por si esto fuera poco, en el horizonte atlántico asoma una nueva borrasca: Martinho. Se prevé que esta nueva tormenta alcance la Península mañana miércoles.
No solo lluvia. El riesgo de crecidas se ha visto exacerbado también por el deshielo primaveral. En este sentido, AEMET ha emitido también varios avisos amarillos por deshielo en áreas del Sistema Central.
Hasta qué punto es “normal” la situación. Estamos en primavera, las precipitaciones no son algo anómalo en estas fechas, pero las previsiones de AEMET para lo que queda del mes de marzo son claras: los próximos días también se esperan más húmedos de lo habitual en buena parte del país (exceptuando la cordillera Cantábrica y las comunidades insulares), y especialmente en el cuadrante sudoeste.
¿Fin de la sequía? Nos encontramos pues ante el fin de una importante sequía que afectó a prácticamente todo el país entre 2023 y 2024. Una sequía que aún mantenía en vilo a algunas cuencas como las catalanas o las del sur, pese a los intensos episodios de lluvia vistos en la segunda mitad de 2024.
Ahora, vemos que los embalses se han mantenido de forma casi constante con niveles de llenado por encima de la media de los últimos 10 años durante lo que llevamos de 2025, y este mes de lluvias parece encaminado a acentuar este aumento (compensando un febrero más seco de lo habitual). Todo parece indicar que la situación de sequía se ha revertido. El problema está ahora en prepararnos para la siguiente.
Una paradoja. Esto nos lleva a una situación paradójica y es la deber planificar una sequía mientras desembalsamos agua para evitar riesgos derivados de las intensas precipitaciones que estamos viendo estos días (y que previsiblemente seguiremos viendo durante los venideros).
Por una parte, debido a que el aumento de las temperaturas oceánicas y atmosféricas facilitan la acumulación de agua en la atmósfera. Nubes más cargadas implican un aumento del riesgo de precipitaciones intensas y con ello el riesgo de inundación.
Por otra parte, la sequía que vivimos no parece ser más que una de las consecuencias de un proceso de aridificación que afecta a muchas áreas de España. Este proceso implica una tendencia que hará las sequías más recurrentes.
Imagen | ECMWF
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La gran paradoja: mientras Andalucía y Extremadura luchan contra las inundaciones, el sistema hídrico se prepara para la próxima sequía
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Xataka
por
Pablo Martínez-Juarez
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