Madrid contra las pantallas: la digitalización escolar estuvo llena de errores, los mismos que estamos cometiendo al deshacerla
Madrid ha decidido apagar las pantallas. Y es que, según hemos podido saber, el Gobierno de la Comunidad prepara un decreto para prohibir el uso individual en clase de ordenadores, tablets o móviles a más de medio millón de alumnos de alrededor de 2.000 centros de educación Infantil y Primaria de la comunidad.
Es decir, la intención de la Comunidad de Madrid es ampliar el veto a los smartphones que está en vigor a todos los dispositivos digitales.
«Volver a la esencia». Esas han sido las palabras de Miguel Ángel García Martín, portavoz del Gobierno regional: «Lo que se limita es el uso individual, no se permite en las aulas de la Comunidad de Madrid […] Pretendemos volver a la esencia de los libros, de los cuadernos, de los dictados, del cuidado de la ortografía, de la caligrafía, y todo eso lo haremos compatible con que los alumnos de Madrid tengan esas destrezas digitales tan necesarias».
«Hay muchísimos países que en su día dieron el paso de introducir los dispositivos digitales, y lo están revirtiendo a lo que podríamos llamar la esencia de la educación tradicional, adaptada, eso sí, a los tiempos de hoy», explicó (aunque sin dar más detalles de cómo se articulará la formación en las distintas competencias digitales que marca el currículo).
Un paso más allá. Es cierto que la decisión de la Comunidad de Madrid, al menos aparentemente, supone un paso más allá de las recomendaciones que aprobó el Consejo Escolar del Estado hace un año (y que se centraban en el uso de móviles). Y, efectivamente, es algo que conecta con el estado opinión general que ha impulsado prohibiciones de dispositivos digitales en decenas de países y regiones de todo el mundo.
No obstante, eso no quiere decir que todo el mundo esté a favor. Mientras no faltan tribunas a favor de la medida («la digitalización de las aulas ha sido un error garrafal del que estaremos años recuperándonos»), tampoco faltan colegios concertados rechazándo la idea y tachándola de ‘radical’.
¡Cambios! ¿Cambios? Si nos fijamos en el contenido de las decisiones es imposible negar que, efectivamente, la decisión de la Comunidad de Madrid supone un cambio para muchos colegios. Sin embargo, si nos fijamos en cuestiones más estructurales veremos más continuidades que innovaciones.
Sobre todo, en algo que apuntaba Catherine L’Ecuyer en El Mundo, que legislamos siguiendo modas y estados de opinión. Es verdad que no se fue prudente a la hora de no exigir evidencias sólidas antes de implantar el uso de tabletas en las aulas. Tan verdad como que ahora las estamos retirando sin tampoco tener un plan de acción fuertemente fundado en la evidencia.
Un debate científico que no acaba. Por cada informe como el del Instituto Nacional de Salud Pública de Quebec («los resultados a partir de los datos científicos recientes sugieren que los dispositivos digitales en el aula, utilizados con fines personales o educativos, en el mejor de los casos no apostan ningún beneficio al aprendizaje y en el peor de los casos tienen un efecto negativo») encontramos uno como esta investigación sueca («las prohibiciones del móvil no tienen ningún impacto en el desempeño» escolar»).
En este contexto, y más allá del debate concreto, hay que recordar que el verdadero consenso es que las medidas que realmente mejoran el rendimiento académico y el bienestar emocional de los alumnos son otras. Las pantallas no dejan de ser medidas cosméticas, «mientras que las que sí podrían contribuir a mejorar la salud mental de nuestros adolescentes siguen en algún cajón».
Cómo encarar el futuro. Una de las quejas históricas del sistema educativo es que la legislación no para de dar bandazos: no solo es que las nuevas leyes lleguen con problemas, sino que no da tiempo a evaluar sus efectos antes de que el siguiente gobierno las vuelva a cambiar. Ocurrió con los enfoques pedagógicos, con el bilingüismo. Y está ocurriendo con el problema de la digitalización de las aulas.
Por eso mismo, lo que empieza a ser inaplazable es buscar formas de introducir cambios guiados por la evidencia disponible.
Imagen | 야스민 ㄹㅁㅅ | Kelly Sikkema
En Xataka | Hay padres en contra de prohibir el uso del móvil en los colegios. Y la ciencia les da la razón
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Javier Jiménez
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– ¡Hola! Soy Nicolás Jiménez Silva, un apasionado por el mundo digital, el cine, el streaming, la tecnología y la ciencia. En este blog, exploro mis intereses, comparto mis opiniones y descubrimientos, y me sumerjo en las últimas tendencias. ¡Espero que disfrutes de la lectura!
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