Aquella vez que una televisión local de Torremolinos decidió hacer un ‘Gran Hermano’ porno… y acabó vendiendo los derechos a Reino Unido
Antes de la llegada de la TDT, cuando encontrar canales se hacía sintonizando la antena de manera manual, era posible llegar a lugares absolutamente demenciales, que iban más allá de los canales autonómicos: las cadenas locales, pequeños oasis en los que cada pueblo podía hacer sus propios informativos, programas de actualidad e incluso shows de variedades. Aunque, tampoco nos engañemos, no eran conocidos por nada de eso, sino por dar muchísimos anuncios (para financiarse y que el político de turno sacara las mordidas pertinentes)… y por el porno de madrugada.
Es porno pensar
A inicios del año 2000 éramos aún inocentes. Tanto televisiva como socialmente. Internet aún no había explotado del todo, las redes sociales no existían, casi nadie tenía un móvil, las Torres Gemelas seguían en su sitio y la telerrealidad solo había llegado a cuentagotas a nuestro país, sin llegar a arraigar entre concursos, series, dibujos animados y shows de variedades que iban entre lo naíf y lo erótico (especialmente gracias a Telecinco).
Por aquel entonces, para ver películas para adultos no había muchas más opciones más allá de pasar por la vergonzosa cortina del videoclub… o piratear de vídeo a vídeo, claro está. O, claro está, aprovechar la película de los viernes en Canal+ (que duró desde el 5 de octubre de 1990, con ‘Azafatas americanas’, hasta el 30 de agosto de 2013, con ‘Ghost XXX’), que muchos veían achinando los ojos tratando de distinguir algo entre las rayas negras y blancas. En este panorama es donde entraban las cadenas locales, que de madrugada conseguían las películas más baratas y menos glamourosas para un público sediento de, digamos, saber.
A inicios del año 2000 nadie imaginaba que la televisión, tal y como la conocíamos, iba a cambiar para siempre. El 23 de abril del año 2000 nació ‘Gran Hermano’ en Telecinco, prometiendo lo nunca visto: cámaras que seguirían a los concursantes 24 horas al día, y a los que veríamos, simplemente, conviviendo. Aquel primer gran reality de la historia de España fue visto en su final por el 70,8% de los espectadores, que se traducían en la barbaridad de 9 millones de personas. Y mientras en Mediaset celebraban, en Torremolinos una persona le daba vueltas a otra idea.
Estamos ent-eros
El 21 de julio finalizaba ‘Gran Hermano’ en Telecinco, y el 1 de agosto empezaba ‘El gran polvo’ en Capital TV, una televisión local de Málaga donde se hacía un directo todas las noches. 6 chicos y 6 chicas, aspirantes a intérpretes porno, estaban dispuestos, de doce de la noche a cuatro de la mañana, a competir por un premio. Era todo igual que el programa original (incluyendo nominaciones y expulsiones por parte del público, con el que podían hablar de tanto en cuando), solo que, bueno, basando todo en el sexo. Con su numerito 905 para expulsar, por supuesto.
De aquel ‘El gran polvo’ solo quedan los recuerdos de los más viejos del lugar (de hecho, salvo unas cintas en VHS, no queda ni una sola imagen). Se sabe, por ejemplo, que ellos cobraban 50 euros por show y ellas 100, y que fue uno de los pocos shows que empezaron a emitirse por Internet… además de dar los derechos de emisión a otras televisiones locales como Canal 47 y vender la idea en otros países, inclyendo Channel 4, de Reino Unido… aunque no está claro que nadie se atreviera finalmente a emitir esta cutrez tal cual. De hecho, lo que sí se hizo en Reino Unido en 2006 fue un experimento anunciando que se emitiría un programa de esta índole para averiguar hasta dónde podía llegar la chabacanería y el mal gusto. En España, en el 2000, estaba bastante claro.
Aunque nos podemos llevar las manos a la cabeza, lo cierto es que fue solo el primero de muchos programas del estilo, tanto por Internet (‘Operación polvazo: la academia del sexo’, ‘El porno bus’) como en la vida real. De hecho, en Digital+ se llegó a emitir un trasunto de ‘El gran polvo’ en 2009, titulado ‘Encerrados en la casa’, en el que 3 chicos y 4 chicas vivieron en una casa en un reality pre-grabado que podía comprarse aparte de la suscripción al servicio. Hoy en día ya os podéis imaginar que, con la proliferación de páginas gratuitas, hay tanta variedad como quieras, aunque el formato ha perdido toda la gracia.
Sex bomb
En el 2000, y después del éxito de ‘El gran polvo’, Javier Checa, el impulsor de todo esto (un hombre al que deberíais conocer porque su biografía es espectacular y solo podía ser española) decidió que su siguiente proyecto televisivo, también absolutamente demencial, sería el de batir el récord Guinness de más coitos por parte de una sola persona, con la «originalidad» de que uno de los participantes podías ser tú mismo. Te presentabas en el plató, te ponían una máscara y al tema. En el programa, el presentador entrevistaba a los que iban a practicar el acto… Y se cuenta que, en una de estas, la mujer de uno de los participantes le reconoció por su tatuaje y apareció en directo para darle su merecido. Por cierto, si tienes dudas, se dice que fueron más de 400 a lo largo de varios días antes de que la actriz se tomara un descanso.
Checa aún haría un programa más, ‘La barra libre’, en el que, encima de la pista del baile del Teatro Feliz de Torremolinos, parejas (o lo que tocara) que cambiaban cada semana, se revolcaban en el escenario atendiendo a las peticiones del público por teléfono. Una auténtica barbaridad que solo puede entenderse como parte del momento álgido de las cadenas locales y de una televisión que había visto un filón en los realities.
El promotor de todo esto acabó no solo metiéndose en política, sino siendo alcalde del municipio de Torredonjimeno, su población, y presidente, durante siete años, de su club de fútbol. Lo último que supimos de él, en 2015, fue que, junto a su marido, fue acusado por dirigir una trama de estafas y corrupción que implicaba a más de 200 personas y millones de euros. Esto sí que era el gran polvo.
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Aquella vez que una televisión local de Torremolinos decidió hacer un ‘Gran Hermano’ porno… y acabó vendiendo los derechos a Reino Unido
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Randy Meeks
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