El precio del café vive una de las mayores escaladas de su historia. La ONU piensa que aún no ha pasado lo peor
No son tiempos fáciles. Ese es el resumen cuando tenemos unos huevos en plena escalada de precios, el cacao disparado debido a la minería ilegal de oro y un café que ha alcanzado valores históricos. En el caso del café llevamos meses anticipando la tormenta, con un producto que estaba marcando máximos en bolsa y con marcas absorbiendo el golpe hasta que han dejado de hacerlo.
Y, en mitad de ese panorama incierto sobre el precio del café, llegan las Naciones Unidas para decirnos que aún no ha pasado lo peor.
¿Qué pasa con el café? Un conjunto de factores, en realidad. A las dificultades del transporte de café crudo, agravadas por el encarecimiento del flete debido a conflictos como el del Mar Rojo, se suma una producción pobre estas últimas cosechas. Vietnam y Brasil son los dos grandes productores de café a nivel mundial, pero los fenómenos climáticos conocidos como El Niño y La Niña han afectado a los cafetos -las plantas del café-.
Ambos fenómenos afectaron de formas similares a países tan alejados, provocando lo mismo en ambos: temperaturas más altas y sequías en algunas zonas productoras, así como una alteración de la época de lluvias que caen de manera torrencial en un corto periodo de tiempo. Como resultado, la cosecha es más pobre y la calidad también se puede ver perjudicada.
Máximos. Que los dos mayores productores de café reduzcan su producción es algo que afecta al resto de la industria. Por un lado, el café arábica es el más codiciado entre los productores de café de especialidad y suele ser más caro, con ejemplos astronómicos como el café geisha. Por otro, aunque el robusta suele ser más barato, ya se está creando café de especialidad con esta variedad y algo más importante: es la base de algo tan consumido como el café instantáneo.
Como resultado, en la bolsa ICE de Nueva York, el arábica aumentó un 70% en 2024 y un 25% adicional en los primeros meses de este 2025. En el caso del robusta, el récord se consiguió el 31 de enero con los 5.840 dólares por tonelada en la bolsa de Londres, con aumentos de hasta un 6% en un solo día.
Los precios también aumentan para los productores y exportadores. Como leemos en Reuters, todos los principales territorios experimentaron subidas en 2024 respecto a los niveles de 2023. Y no pequeñas:
- Etiopía un 17,8%.
- Kenia un 12,3%.
- Brasil un 13,6%.
- Colombia un 11,7%.
- Indonesia un 15,9%.
- Vietnam un 5,8%.
Golpe con retardo. El problema es que el precio no sube para productores, tostadores y exportadores a la vez que para el cliente. Por ejemplo, los precios alcanzados en la bolsa de hace unos días son los del cargamento que se entregará en mayo de este año, y será a partir de ahí cuando el precio ‘doméstico’ continuará aumentando.
Y no será la última subida. En su último informe sobre el estado del café, la Organización de Comida y Agricultura de las Naciones Unidas -FAO- estima que los precios del café aumentaron un 3,8% en diciembre de 2024 en Europa a nivel minorista, un 6,6% en Estados Unidos. La dinámica es que un aumento de un 1% en los precios internacionales del café provoquen un incremento del 0,24% a nivel minorista después de 19 meses, con un 80% del impacto acumulado transmitido en los 11 meses siguientes.
En el caso de Estados Unidos, ese incremento del 1% en el precio internacional se traduce en un aumento del precio minorista del 0,20% después de 13 meses. En el caso de EEUU, el 80% del impacto acumulado se transmite en ocho meses.
“Inelástica”. Esta palabra es interesante, pero es sencilla de comprender: es la que define bienes que no tienen sustitutos y que, por tanto, por mucho que el precio aumente, los consumidores los seguirán comprando. Bien, pues en su informe, la FAO asegura que “dada la naturaleza inelástica de la demanda de café, es poco probable que el consumo disminuya significativamente en ambos mercados” -estadounidense y europeo-.
Es decir, como no hay alternativas al café, por mucho que nos suban los precios, los consumidores seguiremos adquiriendo este producto. Tampoco hay nada que intervenir porque, como la propia FAO concluye, el consumo de café representa menos del 1% del gasto anual de los hogares. Desde la Asociación Nacional de Café de EEUU no comparten esto, afirmando que “la gran subida de precios se come la liquidez de los clientes. No tienen todo el dinero para comprar lo que necesitan” y aseguran que han vendido un 30% menos de la producción cuando, a estas alturas, ya no tendrían reservas.
Todo depende de tres países. Hasta ahora, hemos hablado de aumento de precio del café para mayoristas, pero si nos vamos al precio que pagamos los consumidores, la FAO estima que, en diciembre de 2024, un café era un 6,6% más caro que en diciembre de 2023 en Estados Unidos. En el caso de la Unión Europea, el incremento fue de un 3,75%. Por tanto, y teniendo en cuenta ese golpe retardado del aumento de precio del café, parece que lo peor está por llegar.
Desde la FAO ven esto como una oportunidad para que haya mayores investigaciones en tecnología, investigación y desarrollo del sector cafetero y, sobre todo, para aumentar la resiliencia climática de los cafetos. Aunque hay muchos productores de café, Vietnam, Indonesia y Brasil son los auténticos monstruos del gran mercado, pero el cambio climático está dejándonos dos lecciones.
Una es la que está provocando la escasez y aumento de precios actual: acontecimientos climáticos más imprevisibles en fechas que descuadran el cultivo del café, afectando, por tanto, a las cosechas. Por otro lado, también es una oportunidad. Ya estamos viendo que hay quien se empeña en cultivar café fuera del cinturón cafetero, con cafetos creciendo salvajemente en Sicilia y plantaciones en Andalucía o Cataluña que están probando la viabilidad de cultivar café en condiciones tan poco favorables.
¿Final del túnel a la vista? Lo que está claro es que el mundo tiene sed de café y, con una China cada vez más apasionada por esta bebida, urge tener un escenario mucho más estable. En Reuters leemos que también hay quien lleva la contraria a la FAO en sus previsiones, esperando que el precio del café arábica caiga un 30% de cara a final de este 2025.
Aseguran que la demanda se estancará en respuesta a unos precios muy altos, y aunque no suena mal porque permitirá bajar el precio, el problema es que es fruto de un sondeo del propio medio. Realmente será en unos meses cuando veamos si esa previsión de la FAO se cumple y, sobre todo, habrá que tener un ojo puesto en El Niño, La Niña y cómo quieren jugar con la climatología de Vietnam, Brasil o Indonesia.
Será esto lo que marque esa variación de precios no ya para finales del año que viene, sino para 2026…
Imágenes | Takeaway, Xataka
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El precio del café vive una de las mayores escaladas de su historia. La ONU piensa que aún no ha pasado lo peor
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por
Alejandro Alcolea
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