Llevamos años preguntándonos si se puede acabar de una vez por todas con el tabaco. Maldivas está convencido de que sí
Vivimos en 2025 y, como seguro que habréis notado, hay gente que fuma. Mucha gente, de hecho: según las estimaciones que manejamos, más de mil millones de personas fumarán en el futuro cercano.
Y es un poco exasperante porque no solo muestra la incapacidad de nuestras sociedades para poner coto a un hábito que mata, cada año, a siete millones de personas. Sino que muestra que tampoco queremos solucionar el problema.
La mejor muestra es lo que está pasando en las Maldivas.
¿Qué está pasando? Pues que, según acaba de aprobarse, desde el 1 de noviembre de 2025 nadie nacido a partir del primero de enero de 2007 podrá comprar o consumir tabaco en Maldivas. Es algo sobre lo que se lleva hablando desde hace mucho tiempo: ante las dificultades para prohibir el tabaco (por la gran masa de fumadores que hay), se plantea una gran prohibición generacional.
Evidentemente, no es un hecho aislado. En los últimos años, Maldivas ha endurecido (y mucho) su política frente al tabaco. Ha prohibido todo los cigarrillos electrónicos, ha elevado los aranceles y ha elevado las multas ante todo lo relacionado con este producto.
No es una idea nueva. Al contrario, hubo un plan como este en Nueva Zelanda (que acabó derogado) y en el Reino Unido llevan años discutiéndolo. Sin embargo, Maldivas se ha convertido en el primer país en implantar una prohibición generacional a escala nacional.
Es, por tanto, el final del camino de un larga polémica social sobre cómo acabar de una vez por todas con la industria tabacalera: una medida imperiosa (a nivel sanitario), cuestionable (a nivel ético) y, hasta ahora, inviable (a nivel político). Por eso, el experimento maldivo es tan interesante: porque se trata de una apuesta con un impacto sanitario, legal y turístico que solo ahora vamos a empezar a comprender.
Aunque eso no significa que vayamos a ciegas. Hay realdiades incontestables: cuando hablamos de tabaco no solo hablamos de la carga económica derivada de la salud (enfermedades cardiovasculares, EPOC, cáncer…) sino también de la carga social derivada de la dependencia de los consumidores y sus efectos negativos en la calidad de vida de estos (alteración del sueño, ansiedad y otros problemas psicológicos). No hay que perder de vista que en Maldivas, por ejemplo, en torno a la mitad de los hombres fuma.
Una medida radical que lleva años siendo muy disputada. Durante la tramitación de la idea en Reino Unido la polémica fue enorme. Y es lógico: a priori, es una medida que atenta contra uno de los fundamentos básicos de todo estado de derecho, la igualdad ante la ley.
En este caso, se crea un modelo social con «derechos diferenciados» según el año de nacimiento. Nadie duda de el ahorro y la mejora en la salud pública que causaría; pero mucha gente cree que la proporcionaldiad de la medida, la pérdida de ingresos fiscales y la dificultad de ejecución la convierten un brindis al sol.
Europa no habla por ahora de nada de esto, pero todo el mundo mira a Malvinas… si funciona, será una conversación que tendremos que tener.
Imagen | Ishan @seefromthesky | Mohd Jon Ramlan
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Llevamos años preguntándonos si se puede acabar de una vez por todas con el tabaco. Maldivas está convencido de que sí
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Xataka
por
Javier Jiménez
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