En ‘The Last of Us’ el cordyceps es un hongo zombi. En Nepal es un hongo sexual tan exclusivo que la gente muere por conseguirlo
En el año 2006, la serie BBC Earth, con David Attenborough narrando la escalofriante secuencia, revelaba por primera vez al mundo de lo que era capaz un hongo parásito en el cuerpo de una criatura. Nunca habíamos sido partícipes de algo así, y el huésped que llevaba dentro la hormiga desorientada de la colonia iba a convertir la escena en historia de la televisión. Años después, el clip con las esporas del hongo parásito Cordyceps sirvieron de inspiración para el juego ‘The Last Of Us’, y la posterior serie. En el mundo real, Cordyceps también es peligroso.
Un hongo envuelto en mito. La historia la contaba en un reportaje Bloomberg. En las alturas extremas del Himalaya, el Cordyceps sinensis, conocido como «yartsa gunbu» en tibetano o «caterpillar fungus», se ha utilizado durante siglos en la medicina tradicional asiática. Su peculiar origen, creciendo como un parásito dentro de las larvas de polillas fantasma, y su reputación como potente afrodisíaco, lo han convertido en uno de los productos naturales más codiciados del mundo, alcanzando precios exorbitantes que pueden llegar hasta 136.000 dólares por libra en mercados chinos.
Conocido popularmente como el «Viagra del Himalaya», el hongo ha generado toda una industria multimillonaria detrás con una creciente demanda global, especialmente en China, Corea del Sur y Japón, donde es símbolo de estatus y prestigio.
Mercado en auge repleto de falsificaciones. Mientras que en Occidente el Cordyceps puede encontrarse en suplementos baratos en tiendas como Amazon, la mayoría de estos productos no contienen el hongo real, sino versiones sintéticas o especies similares sin los supuestos efectos deseados.
De hecho, investigaciones de la Universidad de Stanford estiman que la industria global del Cordyceps mueve hasta 11 mil millones de dólares anuales, aunque gran parte de este comercio está basado en imitaciones. Según el micólogo alemán Daniel Winkler, quien ha pasado dos décadas estudiando el hongo en el Tíbet, los productos auténticos son raros y se venden casi exclusivamente en Asia a precios prohibitivos.
Nepal: una economía en torno al hongo. En los mercados de Katmandú, cada tienda parece vender el preciado hongo, con comerciantes como K.C. Bastola, quien ofrece distintos niveles de calidad con precios que oscilan entre 10 dólares por pieza y 4.000 dólares por libra, valores aún relativamente bajos en comparación con el precio final tras el paso de intermediarios.
Como decíamos, aquí el negocio está dominado por compradores chinos, muchos de ellos identificables por su vestimenta de lujo, que adquieren grandes cantidades de Cordyceps para revenderlas en su país de origen, donde el gobierno impone estrictas regulaciones sobre su cosecha y comercio. Hablamos de un comercio que ha generado un auge económico en comunidades rurales de Nepal y Tíbet, donde recolectores como Tek Bahadur Budha logran ganar hasta 15.000 dólares al año, dinero suficiente para mantener a sus familias y enviar a sus hijos a estudiar en la capital.
El peligro: más muertes que en el Everest. La recolección del Cordyceps sinensis es un trabajo extremadamente peligroso. ¿La razón? Se lleva a cabo en terrenos agrestes, a más de 4.500 metros de altitud, donde los recolectores pasan días enteros buscando los diminutos hongos, a menudo de rodillas y con temperaturas bajo cero.
Cada primavera, aldeas enteras abandonan sus hogares y montan campamentos improvisados en la montaña, cerrando incluso las escuelas para que niños y adolescentes participen en la recolección. Un dato para ponerlo en contexto: los últimos años, han muerto más personas cazando yartsa que escalando el Monte Everest, víctimas de frío extremo, avalanchas, inundaciones repentinas y enfrentamientos violentos entre recolectores.
Todo vale. Por su parte, el Dalai Lama ha calificado la industria del Cordyceps como una crisis para la cultura budista debido a que su alto valor ha provocado violencia, explotación y corrupción en la región. Bandas criminales han asesinado a recolectores y se han apropiado de territorios de cosecha, mientras que el uso de mano de obra infantil es una práctica extendida, con menores dedicados a buscar los hongos en condiciones extremas.
Además, la falta de regulación permite que los intermediarios compren el hongo a precios muy bajos, dejando a los recolectores en desventaja frente a un mercado dominado por grandes comerciantes.
¿De verdad es un afrodisíaco? A pesar de su reputación como estimulante sexual, los estudios científicos han encontrado poca evidencia concluyente de que el Cordyceps tenga un impacto directo en la libido. Un estudio de ocho semanas solo identificó que los consumidores se sentían más energéticos, pero sin mejoras significativas en el deseo sexual.
Ocurre que el efecto placebo y las creencias culturales juegan un papel clave en su consumo. Según la antropóloga Tawni Tidwell, aunque el hongo no mejora su propio deseo sexual, ha visto resultados notables en personas, con hombres reportando erecciones más fuertes y duraderas, y mujeres afirmando un aumento en su sensibilidad.
En la otra acera, el médico tibetano Tashi Tsering, defensor del Cordyceps, argumenta que el hongo armoniza los cinco elementos cósmicos (tierra, fuego, agua, aire y espacio) y que su eficacia radica en un equilibrio energético más que en una acción bioquímica directa. Dicho esto, su consumo no está exento de efectos secundarios. De hecho, el autor del reportaje en Bloomberg contaba que tras beber una taza de té de yartsa experimentó una reacción gastrointestinal intensa.
El impacto ecológico del hongo. Es otro de los problemas del Cordyceps. El creciente mercado del hongo ha generado una crisis ambiental en el Himalaya. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) ha catalogado al mismo como una especie vulnerable a la extinción, ya que la demanda ha llevado a una sobreexplotación que supera la capacidad natural de regeneración del ecosistema.
Se recolectan más de 130 toneladas de Cordyceps al año, provocando erosión del suelo, alteraciones en los ciclos de nieve y cambios en el equilibrio ecológico. De hecho, los expertos advierten que si la situación continúa, las poblaciones silvestres del hongo podrían desaparecer en pocas décadas.
Regulación y tráfico ilegal. A diferencia de Nepal, donde la recolección del Cordyceps sigue un modelo más abierto, China regula estrictamente su cosecha y venta. Esto da como resultado que muchos comerciantes chinos cruzan la frontera de manera ilegal para adquirir grandes cantidades del hongo en Nepal y luego traficarlo de vuelta a China dentro de maletas o vehículos.
Según Rajendra Bajgain, miembro del Parlamento de Nepal, esta actividad está fuera de control, con compradores extranjeros impulsando un mercado negro que genera corrupción y violencia, mientras el gobierno nepales no implementa medidas efectivas para regular la industria.
Un símbolo de lujo y estatus. En China, Corea del Sur y Japón, el hongo ha dejado de ser solo un remedio natural para convertirse en un artículo de lujo y ostentación. Se regala en eventos importantes y festividades, y su alto precio lo ha convertido en un símbolo de riqueza y sofisticación, con versiones cuidadosamente empaquetadas y comercializadas como el “auténtico oro del Himalaya”.
Según el especialista en biodiversidad Yi Shaoliang, la fiebre por el Cordyceps se debe más a su valor cultural que a su efectividad médica, comparándolo con una forma de brujería moderna donde la creencia en su poder es lo que realmente lo mantiene relevante.
Mientras la comunidad científica continúa investigando los efectos reales del Cordyceps, biotecnólogos de la Universidad de Oxford y la farmacéutica NuCana Plc están explorando su potencial en el tratamiento del cáncer y enfermedades cardiovasculares. Con todo, su futuro sigue en duda: su explotación descontrolada pone en riesgo tanto el ecosistema del Himalaya como la estabilidad social de las comunidades recolectoras. En este contexto, la pregunta clave es saber si se sostendrá como algún tipo de medicina revolucionaria, o “muere de éxito” como tantos otros productos naturales codiciados que desaparecen junto a su mito.
Imagen | Itoldya, Hagen Graebner, Tripodandcamera
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En ‘The Last of Us’ el cordyceps es un hongo zombi. En Nepal es un hongo sexual tan exclusivo que la gente muere por conseguirlo
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por
Miguel Jorge
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