El problema de Ucrania no es solo la falta de armas. EEUU tiene un “botón” para desactivar la artillería ya enviada
En apenas una semana hemos escuchado hasta dos planes muy diferentes de Europa para defender a Ucrania. Entre medias, el viejo continente incluso ha llegado a hablar de rearme tras años de “paz”. Todo ello da una idea de hasta qué punto existe una dependencia del arsenal e inteligencia estadounidense. No es solo que Washington medite pausar la ayuda. Podría paralizar la ya enviada.
El problema de la dependencia. El abrupto retiro de apoyo militar de Estados Unidos a Ucrania ha encendido las alarmas entre sus aliados europeos, quienes comienzan a cuestionar su fuerte dependencia de armas, software y mantenimiento estadounidense. Incluso hasta dónde llega.
Contaba en un extenso reportaje el Financial Times que la situación recuerda la caída de Afganistán en 2021, cuando la retirada estadounidense dejó inutilizados los helicópteros Black Hawk del ejército afgano, precipitando la caída de Kabul en cuestión de meses. Ahora, con Trump redefiniendo la política exterior hacia una postura más conciliadora con Rusia, los países europeos que han basado su defensa en tecnología militar estadounidense se enfrentan a una vulnerabilidad estructural que podría comprometer su seguridad a largo plazo. Pero hay más.
El «botón de apagado”. Durante mucho tiempo, pero ahora más que nunca, se ha hablado de esos presuntos “interruptores” capaces de apagar la tecnología militar que reina en los conflictos actuales. De hecho y en clave europea, una de las mayores preocupaciones es la posibilidad de que Estados Unidos pueda desactivar remotamente los sistemas militares avanzados mediante software, muchos de ellos ya enviados a Ucrania. Un ejemplo: un equipo que necesita actualización remota podría convertirse en inútil de no llegar los datos.
Aunque no hay pruebas concluyentes, contaba al Financial Times Richard Aboulafia, analista experto de AeroDynamic Advisory, que «si algo puede hacerse con código, entonces existe». Con todo, la dependencia europea va más allá de un posible «kill switch», ya que, sin repuestos, actualizaciones de software y soporte logístico, ese «botón» ya está en muchas armas que quedarían inoperativas en cuestión de semanas.
El nivel de dependencia. La historia nos lleva a la parrilla de salida. La dependencia militar europea de Estados Unidos ha aumentado drásticamente en los últimos años. Entre 2019 y 2023, el 55% de las importaciones de defensa europeas provinieron de Washington, frente al 35% en el quinquenio anterior, según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI).
De hecho y a este respecto, el ex secretario de Defensa de Reino Unido, Sir Ben Wallace, advirtió que, si aún estuviera en el cargo, su prioridad sería evaluar las dependencias militares de Europa y determinar si es necesario un cambio estratégico para reducir la vulnerabilidad ante decisiones de Washington.
El ejemplo del F-35. El caza F-35 pasa por ser el avión de combate más avanzado del mundo, pero también un símbolo claro de la vulnerabilidad europea. ¿La razón? El avión depende completamente del soporte logístico de Estados Unidos, incluyendo actualizaciones de software, planificación de misiones y bases de datos de amenazas a través del Autonomic Logistics Information System (ALIS), que está siendo reemplazado por la red ODIN (Operational Data Integrated Network). Ese “botón” del que hablábamos está ahí, y aunque Europa posea físicamente el avión de combate, puede quedarse obsoleto.
Naciones en problemas. Países como Dinamarca, que han considerado desplegar F-35s en Groenlandia, podrían encontrarse con un problema crítico: si Estados Unidos decide retirar su acceso a la infraestructura de soporte, estos aviones quedarían inoperativos. Incluso antes de la administración Trump, Reino Unido, uno de los principales compradores del F-35, exigió «soberanía operativa» sobre sus cazas, logrando ciertas concesiones en 2006.
Sin embargo, ningún aliado tiene acceso al código fuente del sistema, lo que mantiene a Washington con el control absoluto. Por su parte, Suiza ha intentado tranquilizar a su población afirmando que su flota de F-35 puede operar «de manera autónoma», pero también admitió que ningún caza occidental puede funcionar completamente sin los sistemas de comunicación segura y navegación satelital de Estados Unidos.
El arma nuclear británica: otro ejemplo. Lo contábamos ayer. El sistema de disuasión nuclear del Reino Unido también está estrechamente ligado a Estados Unidos. ¿Cómo? Sus submarinos estratégicos utilizan misiles balísticos Trident, los cuales son arrendados a Washington y requieren mantenimiento periódico en la base naval de King’s Bay, Georgia.
Aunque los analistas consideran improbable que Estados Unidos corte el mantenimiento de los Trident, Nick Cunningham, analista de Agency Partners, sostiene que el sistema sigue siendo «un punto crítico de vulnerabilidad para el Reino Unido». Algunos expertos sugieren que Londres debería evaluar alternativas, como los misiles M51 franceses, ya que Francia y el Reino Unido son las únicas potencias nucleares de Europa.
Inteligencia y vigilancia, también “hipotecados”. Si elevamos el marco el alcance del poder estadounidense se amplifica. Gran parte de las capacidades de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) en Europa dependen de la colaboración con Estados Unidos. Países como el Reino Unido, Noruega y Alemania utilizan aviones espía y drones estadounidenses que requieren autorización de Washington para ser armados o desplegados en misiones ofensivas.
Por ejemplo, Italia y Francia enfrentaron un largo proceso de aprobación para equipar sus drones Reaper con misiles, demostrando cómo Estados Unidos mantiene el control sobre el armamento de sus aliados. Plus: el verdadero temor en Europa no es solo la posible pérdida de sistemas individuales, sino la posibilidad de que Estados Unidos retire el apoyo logístico y la inteligencia compartida en medio de un conflicto, lo que afectaría la operatividad de cazas, helicópteros Chinook y Apache, así como sistemas de defensa aérea como los Patriot.
El inicio de una ruptura en la alianza occidental. Es la última de las patas a tratar. La creciente desconfianza en la fiabilidad de Estados Unidos como socio estratégico podría traer consecuencias devastadoras para la industria de defensa estadounidense. Durante décadas, Washington ha utilizado la promesa de protección y cooperación militar para asegurar la venta de sus armas, pero la reciente decisión de retirar el apoyo a Ucrania ha sembrado dudas sobre la sostenibilidad de dicha promesa.
Hay datos que ya lo corroboran. Las acciones de las principales empresas de defensa estadounidenses han caído, mientras que los fabricantes europeos han experimentado un auge tras la reelección de Trump. Aunque aún no se han cancelado contratos, se espera que Europa comience a diversificar sus proveedores y a fortalecer su propia industria de defensa.
En definitiva, si bien la relación transatlántica no desaparecerá de inmediato, los recientes acontecimientos sugieren que Europa se verá forzada a diversificar su seguridad y a reducir su dependencia de Washington marcando un posible punto de inflexión en el equilibrio de poder dentro de la OTAN.
Imagen | RawPixel
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El problema de Ucrania no es solo la falta de armas. EEUU tiene un “botón” para desactivar la artillería ya enviada
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Miguel Jorge
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